NUESTRA CLASE COMIENZA A SER UN CASTILLO

Estamos convirtiendo nuestra clase en un castillo a petición del alumnado. Para ello, además de las aportaciones de los alumnos estamos contando con la participación de las familias. Gracias a ellas nuestra clase se ha llenado de escudos, espadas, caballos, coronas, capas, faldas... ¡ hasta un cocodrilo para el foso de nuestro castillo¡ Se llama Drilo y es precioso.
No sabéis lo que hemos disfrutado pintando y decorando todos estos objetos de la época medieval. Ha sido muy divertido, juzgad vosotros mismos viendo las caritas de los niños y las niñas.

Muchas gracias a las mamás por hacerlo posible.

Así, poco a poco vamos transformando la clase. Cuando teníamos todo el material terminado no sabíamos donde ponerlo para organizar el juego con él. Al final decidimos quitar el ricón de la casita para poner en él un castillo y colocar todas las cosas que hemos fabricado esta mañana. Así que, buscamos en los libros cómo son los castillos por dentro y hemos aprendido muchas cosas. En los castillos no había cocinas como las de ahora sino que cocinaban con fuego en grandes chimeneas, por lo que hemos guardado la cocinita. Tampoco tenían teléfonos, con lo cual también hemos quitado el nuestro, ni muñecos, ni disfraces de indio, de flamenca,....Las cortinas no lo teniamos claro si había en los castillos o no, asi que miramos en los libros que hemos juntado y comprobamos que sí había cortinas. Así hemos ido descartando todo aquello del rincón de la casita que no existía en la época de los castillos. Se nos ha quedado prácticamente vacío. Sí hemos dejado el baúl al leer en uno de los libros que guardaban la ropa en ellos. En él hemos puesto todas las capas, faldas y coronas que hemos fabricado para convertirnos en reyes, reinas, princesas, caballeros,... Todavia nos quedan algunas cosas por hacer para que el rincón parezca un verdadero castillo, pero estamos en ello. Os iremos contando la transformación, jejeje. Ahora nos toca hacer un nuevo cartel para el rincón y así poder comenzar a disfrutar de él porque el que tenemos de la casa ya no es válido.