En estas primeras semanas estamos trabajando la lectura a partir de los nombres de todo el alumnado de nuestra clase. A partir de este primer texto social, su propio nombre, el más significativo de todos ellos, puesto que nos identifica como personas únicas que somos, aprendemos diferentes aspectos sobre la lectura, avanzando poco a poco, poniendo en marcha las estrategias que tenemos en este momento para ir llegando a construir otras algo más avanzadas. "Con la identificación de las letras de su nombre, así como las de los otros niños y niñas, empiezan a tener información suficiente para la composición de palabras y pequeños textos" (Ascen Diez de Ulzurrun Pausas, El aprendizaje de la lectoescritura desde una perspectiva constructivista. Vol. I)
Cuando tenemos dos nombres similares en la clase se complica la situación y esto provoca el avance en nuestro proceso lectoescritor. Es una oportunidad única para entender que "si se llaman igual debe de poner lo mismo", del mismo modo que cosas diferentes o personas con nombres diferentes no pueden escribirse igual. Esta es una premisa fundamental que los alumnos adquieren gracias al trabajo con los nombres. Cuando tenemos dos alumnos /as que se llaman igual utilizamos la letra inicial de su primer apellido para diferenciarlos. Estas situaciones hay que aprovecharlas y hacerlas evidentes al alumnado, con preguntas del tipo ¿hay alguien que tenga un nombre igual que el tuyo? ¿Como sabes que este es el tuyo y no el otro? ¿Hay más nombres de niños y niñas que sean iguales? ¿Sabes de quién es cada uno? ¿Como los has diferenciado?
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