A pesar de su corta edad, los niños y niñas de 3 años están familiarizados con el lenguaje escrito antes de llegar a la escuela. Desde muy pequeños,están continuamente interactuando con el significado de los textos escritos que encuentran a su alrededor: etiquetas de los productos para la casa y de alimentación, juguetes, carteles en la calle,signos en restaurantes y en comercios, etc (seguro que muchos de vuestros niños/as reconocen la M del restaurante McDonal's, o el logotipo de la Coca-cola, del Colacao, ...).En este ambiente rico en materiales impresos, los niños/as comienzan a comprender las funciones particulares que la lectura y la escritura tienen en su grupo social.
La escuela, debe de aprovechar este conocimiento del lenguaje escrito que posee el alumnado para conseguir que adquiera el conocimiento del código escrito, y no al contrario. No podemos fijar la atención en primer lugar en la enseñanza del código escrito, sin funcinalidad ni significatividad para el alumnado, para después pasar a enseñar la lengua escrita en sus diferentes formas: redacciones, narraciones, cartas, descripciones,... que es lo que se ha hecho tradicionalmente. El aprendizaje del código escrito debe de ir de la mano del conocimiento del lenguaje escrito, buscando situaciones donde el alumnado tenga la necesidad de leer y de escribir sobre algo que sea significativo para él.
Aprender a leer es un largo proceso compuesto por varias fases, a través de las cuales las personas pasamos de necesitar a los otros para comprender el mundo escrito, a ser totalmente autónomos. El papel de la maestra debe de ser siempre poner al alumnado en una situación de "desequilibrio" que le "obligue" a reflexionar sobre los conocimientos que ya posee y no le son útiles en ese momento para poder avanzar y alcanzar nuevos conocimientos que le permitan resolver la nueva situación.
Mi alumnado ahora se encuentra en una primera fase, constituida por el reconocimiento global de palabras y textos familiares, utilizando siempre el contexto y por el inicio del descubrimiento del código. Para lograr el avance, planteamos actividades de lectura siempre funcionales (leemos porque necesitamos hacerlo para resolver algo) y significativas (tiene importancia para mi y me interesan porque están dentro de nuestro proyecto de trabajo común).
Por ejemplo, necesitamos leer las palabras que nombran las distintas parte del cuerpo que vamos aprendiendo para poder realizar un mural colectivo donde quede reflejado nuestro aprendizaje. Para ello seguimos la siguiente secuencia didáctica:
1º Mostramos una serie de tarjetas donde las palabras se pueden deducir gracias al dibujo que las acompaña,
2º posteriormente buscamos entre las palabras sin dibujo la que es igual. Trabajamos la identificación de palabras iguales mediante la comparación de las mismas (letra inicial, si es larga o corta, letra final, ...) De este modo, vamos avanzando en el conocimiento del código escrito, comenzamos a leer.
3º Colocamos las palabras sin dibujo en su lugar correspondiente en el mural.
FUENTES: Leer y escribir: un enfoque comunicativo y constructivista de Paulina Ribero en "Cuadernos de Educacion". Profesora de la Escuela Universitaria de Magisterio de Valencia.