Hace tiempo que vengo pensando hacer una entrada en el blog reflexionando y, a la vez, justificando y explicando, mi manera (que es compartida por muchos otros docentes) de entender la LECTURA y la ESCRITURA y su aprendizaje. Creo que este es el momento adecuado.
Después de varios años ya de experiencia como maestra de infantil, y de bastante tiempo de formación, tomé la opción de trabajar con mi alumnado desde una perspectiva constructivista, que tiene una manera muy concreta de entender la enseñanza y el aprendizaje en todos los ámbitos. Por eso decidí poner en práctica el trabajo por Proyectos de Investigación, así como enfocar tanto las matemáticas como la lectoescritura desde esa misma metodología.
Voy a centrarme en la LECTOESCRITURA. Siguiendo un modelo cercano al Constructivismo, el docente parte siempre de las distintas fases o etapas por las que pasa el niño/a cuando está aprendiendo a escribir. Estas etapas se dan al margen del método que estemos utilizando en la escuela, es decir, que todos los niños y niñas pasan por ellas, de forma natural (del mismo modo que un bebé se mantiene sentado, luego gatea, luego se pone de pié, luego anda...). El papel del maestro, es conocer la etapa en la que se encuentra cada alumno/a para poder ayudarle a avanzar a la siguiente. De este modo, este modelo respeta el ritmo personal, exigiendo a cada persona lo que en ese momento es capaz de hacer, sin forzar ni crear frustración.
Por otra parte, debemos de tener en cuenta, que esta metodología entiende la capacidad de leer como comprensión de un texto escrito, porque si no hay comprensión al leer, no es lectura es una simple decodificación de fonemas. Asi mismo, define la escritura como la capacidad de producir un texto escrito propio, teniendo en cuenta quién será el receptor de nuestro mensaje. Escribir va más allá del simple trazado de letras. De este modo podemos decir que a escribir se aprende escribiendo y a leer, leyendo.
Pero no se aprende a leer y a escribir de forma general, sino que se aprende a leer y a escribir utilizando textos sociales de la vida real como son nuestro propio nombre, un cuento, una noticia de periódico, una receta de cocina, una carta o correo electrónico, una lista, una nota, unas instrucciones,.. Como señala Raul Gómez Ferrete "Resulta paradójico que en la escuela pensemos que para que los niños aprendan algo, tengan que hacerlo con objetos distintos de aquello que tienen que aprender. Si el objetivo es que la escuela ofrezca la posibilidad de conocer, leer, interpretar, producir o escribir los textos que la sociedad utiliza, sólo nos sirve trabajar con esos textos. El libro de texto no se encuentra entre los textos de uso social porque sólo existe en la escuela y es raro ver a alguien en la calle o en casa leyendo el libro de lengua de 4º de Primaria o el de 5º de sociales".
Y es que no podemos olvidar que debemos de enseñar a leer y a escribir para vivir, como decía Montserrat Fons en el libro que lleva ese mismo título. El alumno debe de tener la necesidad de leer y escribir, el aprendizaje debe de ser funcional y significativo. Nosotros como docentes debemos de provocar esa necesidad, de crear situaciones reales de lectura y de escritura en nuestra clase. No podemos convertir la enseñanza en simples aprendizajes escolares, a los que el alumnado no les encuentra el sentido ni la función real. La escuela debe de enseñar para la vida.
Solo me queda para finalizar la entrada, mostrar un enlace al blog LOS TEXTOS DE USO SOCIAL , blog del que formo parte junto con un grupo de maestros y maestras que creemos en esta manera de enseñar y que queremos compartir cómo lo hacemos con los demás.